La selección de Francia acabó con el sueño de Croacia. Con un futbol serio, contundente y letal, y comandados por Antoine Griezman, Kylian Mbappé y compañía, lograron un claro triunfo por 4-2 y levantaron, por segunda ocasión la Copa del Mundo, en la final de la edición de Rusia 2018, disputada este domingo en el Olímpico Luzhnikí de Moscú.

Didier Deschamps, capitán de les Blues que en 1998 logró la primera Copa del Mundo, veinte años después volvió a levantarla ahora como director técnico, gracias a un autogol de Mario Mandzukic, que debió ir a la cuenta de Griezman en el minuto 18, y tantos del propio Antoine desde los once pasos tras la revisión del VAR en el 38, Paul Pogba en el 59 y Kylian Mbappé en el 65. Griezman y Mbappé, terminaron con cuatro goles, dos menos que el inglés, Harr Kane, quien se quedará con el botín de oro.

Los croatas que nuevamente lucharon, pelearon, y sacaron el carácter, como lo hicieron en 1991 para proclamar su independencia sobre Yugoslavia, y que tuvo la pelota más tiempo, no pudo con un rival más hecho, más descansado y aunque logró acercarse en el marcador en un par de ocasiones, con goles de Ivan Perisic en el minuto 28 y de Mario Mandzukic en el 68 tras un garrafal error de Lloris, para a su vez lavar su falla en el tiro libre de Griezman, en el 1-0 de los Galos, no esta vez no le alcanzó para otra sorpresa, aunque logró la mejor participación en copas del mundo tras su debut en Francia 1998.

Con los presidentes de Francia, Emmanuel Macron y de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarović en el palco de honor del estadio, y que al final se dieron la mano, y flanqueando al titular de la FIFA, Gianni Infantino, a quien por momentos se le vio firmando balones, como si fuera la estrella de Rusia 2018, en la cancha 22 hombres disputaron un duelo digno de una final de Copa del Mundo, mientras que en las gradas, en su mayoría croatas hicieron su juego apoyando a su selección y abucheando a los galos, pero al final lo que sonó fue la Marsellesa, el himno nacional de los franceses, desde 1795.


Para este compromiso, el estratega de los Galos, Didier Deschamps, utilizó el mismo once titular con el que derrotó a Bélgica en la fase semifinal; y seis elementos que habían sido indiscutibles en la edición de Brasil 2014 como el portero Lloris, Raphael Varane, Olivier Giroud, Antoine Griezman, Blaise Matuidi y Paul Pogba.

Enfrente, Zlatko Dalić, técnico de la selección de Croacia, también utilizó el adagio, equipo que gana repite, y mandó a la cancha a los que iniciaron en el histórico triunfo frente a Inglaterra en semifinales, diez de ellos participantes en Brasil 2014; Subasic, Vrsajliko, Perisic, Lovren, Rakitic, Modric, Brozovic, Rebic, Mandzukic y Vida, por lo que solo Strinic logró "colarse" en esta nueva edición de la justa mundialista.

Ya en el partido, los croatas comenzaron igual, como lo hicieron a lo largo de toda la Copa del Mundo, y que le había dado resultado hasta la ronda de semifinales, con posesión de pelota, lucha, entrega, pero Francia los esperó y picó cuando tenía que hacerlo, y anotó en el momento justo para quedarse con el codiciado trofeo.

Y si bien es cierto que como en el minuto 20 comenzó a llover y después hubo visos de tormenta, al final, hubo lágrimas por ambos lados; de los croatas por la derrota y la impotencia y de los franceses por el triunfo, el logro, sobre todo de Antoine Griezman, quien lloró como un niño, quizás recordando que en 1998, cuando con 7 años de edad recolectaba las firmas de las entonces figuras Zidane y Thierry Henry, quien vaticinó, que el delantero del Atlético de Madrid jugaría en la selección.

Les Blues ya habían eliminado a Croacia en una semifinal en la edición de Francia 1998 por 2-1, con un doblete de Lilian Thuram, pese a que Davor Suker había puesto adelante a los balcánicos, con su sexto gol que a la postre le significó el Botín de Oro.